En numerosas ocasiones y por diversas y legítimas razones, los consumidores de la Unión Europea desearían saber la procedencia de los productos que adquieren atendiendo a tres aspectos: el país de producción, el de su elaboración o montaje y el de envasado o tratamiento final. A veces no es fácil atribuir una única referencia geográfica a uno o varios de estos tres aspectos, pero sí atribuir un origen preeminente, suficiente para dar una orientación aproximada al consumidor. Esta podría expresarse, por ejemplo, por códigos numéricos, designando con tres dígitos el país de procedencia principal del producto, el de su elaboración y el de su envasado: un código de nueve dígitos fácil de colocar en todos los productos y de usar por los consumidores.
¿Está dispuesta la Comisión a estudiar la posibilidad de introducir un código que indique la procedencia de los productos destinados al consumidor final?
